sábado, 11 de junio de 2011

15 M - Democracia real YA



Tras varios años de crisis el pueblo español muestra al fin su descontento. 
El 15 de mayo de 2011 surgió este movimiento, el Movimiento de indignados 15-M, que pretende expresar el malestar político, económico y social que hay en España.

"...Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas..."
Comunicado de prensa de “Democracia real YA” (17/05/2011)
"...Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes… queremos un cambio y un futuro digno. Estamos hartos de reformas antisociales, de que nos dejen en el paro, de que los bancos que han provocado la crisis nos suban las hipotecas o se queden con nuestras viviendas, de que nos impongan leyes que limitan nuestra libertad en beneficio de los poderosos. Acusamos a los poderes políticos y económicos de nuestra precaria situación y exigimos un cambio de rumbo..."
Comunicado de prensa de “Democracia real YA” (17/05/2011)

Estos son algunos de los comunicados de este movimiento, con los que reclaman nuestros derechos, con los que acusan a los poderes políticos y económicos de ser los causantes de esta crisis y de, además, ser los que no hacen nada para mejorarla, lo único que hacen es empeorarla. 
Pretenden concienciar al pueblo de que hay una alternativa, una alternativa a este bipartidismo PP-PSOE, cada partido en su extremo pero ninguno se adapta al pueblo, ambos les oyen pero ninguno escucha, nadie pone una solución a los millones de parados que hay en España, las miles de familias que han quedado sin hogar, sin vivienda, sin nada que llevarse a la boca, mientras unos cuantos ricos se hacen más ricos aún.
Se reclama un partido en el que el pueblo participe y no tenga simplemente que asumir lo que los políticos decidan, ya que, visto lo visto, estas decisiones no nos están llevando por muy buen camino.

Nadie ha querido oír a toda esta gente, al número de parados que crece y sigue creciendo, a la gente que reclamaba por las estafas de los bancos, a las familias sin vivienda o a las pequeñas empresas que han tenido que cerrar gracias a la no ayuda de los bancos. Las familias se arruinan mientras las grandes empresas y los bancos se enriquecen. Los mismos que han provocado esta crisis son los que ahora están saliendo más beneficiados de ella. 
En vez de intentar solucionar la crisis y el paro los bancos no hacen más que subir los impuestos, las hipotecas, reducir las ayudas y beneficiar a...¿a quién? Ah sí, a ellos mismos. Pero, ¿y nosotros?, ¿y el pueblo?

Gracias a este movimiento del 15 - M se han convocado numerosas manifestaciones, se han tomado numerosas plazas por toda España para reclamar nuestros derechos, para que al fin se nos escuche. Es tan sólo un pequeño paso contra una gran crisis, pero estoy completamente a favor de darlo.


Una de las cosas que más me enorgullece es ver cómo la gente se ha puesto de acuerdo, cómo han colaborado, se han unido y han salido a la calle. Cómo han aguantado reclamando sus derechos, luchando por su futuro, porque si no lo hacemos nosotros, ¿por quién tenemos que esperar para que lo haga? 
Es mi futuro por el que se está luchando, por lo tanto no puedo estar más de acuerdo y más orgullosa.
DEMOCRACIA REAL, YA!
Se decía que la mayor manifestación que había habido en España en los últimos años durante esta gran crisis había sido la del mundial en el que los españoles quedamos ganadores, pero al fin el pueblo ha despertado, ha abierto los ojos e intenta buscar una solución por sí mismo al problema que recae sobre todos. Si los políticos no dan soluciones adecuadas y más que pelear entre ellos y forrarse de dinero, alguien tendrá que hacer algo.

Tras estas manifestaciones pacíficas, ha habido varias reacciones violentas por parte de agentes de la policía. Ha habido gente que, por reclamar sus derechos de forma totalmente pacífica, ha sido herida y detenida. Esto no hace más que darnos la razón.
No se puede desalojar esas plazas a la fuerza y con esa violencia sin escuchar si quiera lo que intentar decir. No puede ser que si la gente no se ajusta al sistema y se queja, se les agreda.




miércoles, 8 de junio de 2011

Un mundo feliz no tan feliz

¿Qué es la felicidad? 
La felicidad es el estado de ánimo que tenemos cuando conseguimos lo que queremos, cuando alcanzamos nuestras metas. Entonces, nos sentimos más positivos y optimistas en todos los aspectos de nuestra vida, nos proporciona una paz interior y nos hace estar alegres y satisfechos.
Pero el problema realmente es:¿cómo podemos ser felices?
No siempre es fácil alcanzar nuestras metas, ciertas veces resulta incluso imposible. Entonces una solución podía ser plantearnos metas más fáciles de conseguir, pero ¿realmente así alcanzaríamos la felicidad?
Muchas veces pienso que la felicidad es un ideal, que es imposible alcanzarla totalmente, siempre habrá algo que fallará o que nos faltará, o a veces algo que creíamos que nos haría feliz luego no lo hacía.

En la historia de Un mundo feliz se narraba una sociedad completamente manipulada, pero una sociedad supuestamente "feliz". 
Prácticamente desde el momento en el que se fecundaban los óvulos ya comenzaba esta manipulación, en la que realizaban una serie de experimentos para alterar el posterior desarrollo de los individuos, tanto físico como intelectual, y así predestinarles a una clase social u otra. Así conseguían personas que realizaran los puestos de trabajo más bajos y menos agradecidos de la sociedad y que además estas personas fueran felices haciéndolos. Pero ¿eran realmente felices? Desde niños se les condicionaba para que les gustaran unas cosas y no otras, modificaban sus gustos, su personalidad al completo. Les manipulaban incluso mientras dormían mediante la hipnopedia, poniéndoles durante toda la noche unas frases u otras, y así éstas se introducían en su pensamiento de manera que ellos mismos creían que lo habían pensado por sí mismos. 
La gente de un mundo feliz se sentía feliz, pero no lo eran realmente, ya que estaban manipulados para sentirse felices con lo que tenían, estaban manipulados para que no aspiraran a nada más, y no sólo eso, sino que además, cada vez que tenían algún sentimiento que se alejara de la alegría o algo les preocupaba tenían la solución a su alcance: droga.
Era su forma de evasión, su entretenimiento, se drogaban para no pensar en cosas que les hicieran sentir mal, mejor dicho, para no pensar.
Ellos creían que eran felices porque no aspiraban a nada más, no tenían ningún tipo de meta, no vivían sino que se dejaban llevar y manipular por otras personas, y eso no puede ser felicidad.

Entonces, ¿cómo alcanzamos la felicidad? Tal y como se ve en Un mundo feliz, allí se lo daban todo hecho, no tenían preocupaciones ni malestar, no tenían que tomar decisiones ya que había personas que las tomaban por ellos, etc, pero ni aún así se alcanza la felicidad, eso no es felicidad.
  Algunos filósofos como Aristóteles defendían que la felicidad se alcanzaba al pensar en filosofía, es decir al intentar buscar una respuesta al problema de Dios, del alma, preguntarse acerca de la realidad, etc...
En cambio, ¿nosotros qué hacemos? Intentar pensar en esas cosas lo menos posible. La mayoría de la gente se pasa el día evitando pensar en ese tipo de cosas, evadiéndose haciendo otras o incluso, como en Un mundo feliz, drogándose o bebiendo alcohol.
Otros piensan que el virtuoso es el que consigue ser feliz, que si hacemos actos buenos lo conseguiremos, pero muchas veces hacemos el bien y no somos felices por ello.

Está claro que la felicidad no es algo fácil de alcanzar, ni siquiera sabemos el modo. 
¿Merece la pena vivir engañado sintiendo que eres feliz, aunque no lo seas realmente, o es preferible no serlo jamás pero vivir tu propia vida tal y como ésta tenga que suceder?

sábado, 21 de mayo de 2011

Crítica a mi clase de Filosofía.

Para hacer una crítica sobre una clase está claro que no vale con decir cualquier cosa que se pase por la cabeza. Hay que conocer bien la clase, al profesor, sus métodos, el comportamiento de los alumnos, el aprendizaje, etc, y, por supuesto, pararse a pensar y a valorar todo esto.
No es fácil hacer una crítica sobre la asignatura de un profesor, y menos sobre la de un profesor en la cual sólo llevo cursando un año, y ni siquiera, que aún no se ha acabado el curso, pero de este profesor y de esta asignatura la verdad es que sí tengo mucho que decir.


En primer lugar, tengo que hablar de nuestro profesor y héroe, Enrique Mesa.
El profesor es la parte más fundamental de una clase. Dependiendo de la actitud del profesor la dinámica de la clase puede variar totalmente de un extremo a otro. Esto se ve porque hay asignaturas que son a simple vista más entretenidas que otras, pero esto no es realmente cierto hasta que no se tiene delante al profesor y se ve cómo da él su clase.
Filosofía es una asignatura nueva para nosotros este año, una asignatura que no parecía ser fácil, ya que no es lo mismo aprenderse una fórmula y aplicarla que entender el modo de pensar de tantos y tantos filósofos y aplicar eso a tu vida. Por mi experiencia en otros cursos y otros colegios en la clase de ética, sabía que esta asignatura podía llegar a ser muy, muy aburrida y muy, muy pesada. Pero, ¿cuál ha sido mi sorpresa al llegar este nuevo curso y esta nueva asignatura? El profesor.
Este profesor no es una persona especialmente cercana, ya impone su respeto desde la forma en la que viste, siempre bien trajeado y elegante, pero sabe llevar esta relación profesor-alumno a su manera, de hecho es él quien la lleva, y no nosotros, como sucede en tantas otras clases que hay momentos en los que pueden llegar a descontrolarse, él sabe mantener el control de la clase desde el momento en que pone un pie en ella.
Esto se debe a que sabe poner los límites hasta los que puede llegar su clase, utiliza métodos que a primera vista podrían llegar a parecer muy infantiles, pero estos métodos son los que hacen de su clase algo diferente. Nos castiga si llegamos tarde a copiar en el recreo, algo que yo no hacía desde primaria, y dibuja palitos en un cuadrado de la pizarra amenazándonos con que si se llega a tres la dinámica de la clase cambiará radicalmente, y esto realmente funciona, lo que a algunos podría parecer infantil y estúpido, pero es que ninguno de nosotros podría aceptar que se cambiara la dinámica de esta clase. Parece increíble, pero con estos métodos consigue lo que ningún otro profesor podría conseguir con todos sus gritos y enfados. Y no sólo esto me sorprende, sino también la capacidad que tiene de adaptar ejemplos tan simples sobre un tema tan complejo para conseguir que nosotros entendamos, y es que realmente, yo por lo menos por mi parte, de esta clase cada día se sale con algo nuevo, no cualquier profesor sabe adaptar sus clases a la mentalidad de sus alumnos y hacer que estos realmente aprendan algo.


Empezamos el curso, y tardábamos muchísimo en dar cada tema ya que había mucho vocabulario nuevo y cosas que se nos hacían muy difíciles de entender, pero todas esas horas repitiendo las mismas cosas han servido para que se me quede grabado todo ese contenido, para que lo entienda de verdad, cosa que no puedo decir para todas las asignaturas, las cuales muchas las estudiamos durante horas y unas semanas más tarde ya no sabríamos resolver ni una sola pregunta del examen. Puedo decirlo, estoy aprendiendo. De hecho, cada día aprendo. Cuando se acerca un examen de filosofía no me agobio, ya que se que, lo que supondría el 100% del estudio en cualquier otra asignatura, en filosofía a la hora de ponerme a estudiar para el examen puede que sólo suponga un 20%, porque lo entiendo, lo he aprendido mientras estaba en clase y luego solamente tengo que hacer un repaso para asentar las ideas.
Además, otra cosa muy importante, es una clase muy participativa, tal vez esta sea otra de las razones por las que damos el temario tan lentamente, pero veo que todos, o por lo menos la gran mayoría, nos esforzamos por entender, esto no quita que en ocasiones nos pasemos haciendo preguntas por hacer una gracia, pero se ve que los alumnos están interesados, que este profesor consigue que lo estén.
Aunque no sea un profesor cercano, sabe amenizar sus clases al máximo. Desde que entra por la puerta con su "Queridos niños, queridas niñas y público en general, estamos aquí reunidos para aprender algo nuevo y algo nuevo aprenderéis a poco que escuchéis, aunque sólo sea a perder el tiempo con la dignidad con la que yo lo pierdo", consigue captar toda nuestra atención de una manera divertida. Y lo mejor es que no necesita hacer comentarios vulgares ni ese tipo de gracias con poca gracia, sino que consigue hacer una clase divertida haciendo comentarios ingeniosos, tantos que muchas veces pienso que ni los entendemos, y siempre desde un  nivel de inteligencia y educación, aunque también hay que decir que en muchas ocasiones hay comentarios referidos a alumnos que se salen de este contexto, pero nunca viene mal que el profesor nos recuerde que él no es nuestro amigo ni tiene ningún interés en serlo. Este es el concepto de cercanía y a la vez lejanía en el que basa sus clases.


Creo que si todos hiciéramos la crítica de esta clase, todos sacaríamos comentarios muy positivos, pero lo que me parece más importante es que haya conseguido que queramos ir a esta clase, que no queramos llegar tarde (esto se debe a las posibles copias infinitas de frases con rima, por supuesto con dedicatoria incluida) y que con un mínimo de interés que pongamos, aprendamos.

domingo, 13 de marzo de 2011

El problema cuerpo y alma.

Al comparar al ser humano con el resto de animales surge una pregunta: ¿qué es lo que hace al ser humano ser tan especial y diferente al resto?
Para esta pregunta surgen también muchas respuestas. En opinión de algunos lo peculiar del ser humano es el alma, y en opinión de otros es su cerebro. 
Unos dicen que el alma es algo superior al cuerpo, algo espiritual y que vive eternamente, otros opinan que es algo mortal, que es simplemente la energía que nos mantiene vivos y que algún día se agota. Otros, como los judíos, piensan que su alma un día resucitará, y otros, como los budistas o hinduistas, piensan que tras la muerte el alma se va reencarnando en cuerpos diferentes hasta que llegue su fin. Otros simplemente piensan que no existe el alma, los monistas.
Yo sigo la opinión de los dualistas, creo que sí existe el alma y que es lo que nos da esa racionalidad que nos caracteriza y que nos diferencia del resto. 
En cambio, no me considero de ninguna religión en concreto, aunque sí creo que el alma no muere, que al morir, nuestro cuerpo desaparecerá, pero el alma permanecerá. No creo que tras la muerte haya alguien que te juzgue y decida si vas al Cielo o al Infierno, y tampoco tengo claro si nos reencarnaremos en otra persona, o si ya lo hemos hecho, o si algún día resucitaremos en cuerpo y alma, pero lo que sí pienso es que algo tan grande y tan especial como es el alma, que además es única en cada persona por mucho que la población aumente y aumente, no puede desaparecer así sin más. 
Los monistas que defienden la teoría de la neurobiología piensan que la clave de la racionalidad del ser humano se encuentra en su corteza cerebral, ya que tiene una encefalización muy superior a la del resto de los animales, y pretenden demostrar que cualquier mínimo fallo en la corteza cerebral afecta a nuestra personalidad, y por tanto, así defienden que ésta sea la clave de todo. Pero yo creo que cuando hay un daño en la corteza esa persona cambia porque hay algo que impide que su alma se exprese al completo. La personalidad de esa persona no viene definida por su corteza cerebral, sino por su alma, y al sufrir un daño esa persona no ha perdido esa parte de su ser, sino que ya no es capaz de expresarlo porque el medio con el que lo hacía ha sido dañado, pero el alma sigue intacta. 

domingo, 13 de febrero de 2011

¿Cómo se debería dar una clase?

Lo primero a la hora de plantearse cómo dar una clase es tener en cuenta la edad, tanto física como psicológica, de los alumnos a los que vamos a dársela.
Según Piaget, nuestra inteligencia pasa por cuatro etapas, y es imposible dar una clase de la misma manera a personas que están en etapas de inteligencia diferentes. Si es un niño entre 0 y 2 años, su inteligencia será exclusivamente práctica, y lo que convendría sería enseñarle a reconocer las cosas de forma sensorial: los colores, las formas, los olores,etc...
Si tiene entre 3 y 7 años, entre los que se comprende la etapa de la inteligencia intuitiva, el niño empieza a utilizar el lenguaje, y con él aparece la capacidad de reconocer símbolos y de reconocer al "Otro". El niño constantemente pregunta por todo, para así restablecer el orden, por lo que en estos casos hay que tener paciencia y responder de la mejor forma para que él pueda entenderlo. Además hay que favorecer el diálogo, para que los niños aprendan a hablar adecuadamente y, además, se den cuenta antes de que hay otras personas, tanto niños como adultos, que son como ellos. También hay que enseñarle que no todo está vivo, ya que es lo que el niño cree, y hay que enseñarle a compartir, ya que si lo aprende en esta etapa, en la que predomina el egocentrismo, le costará menos cuando sea mayor.
En la etapa lógico-concreta, lo que se debe hacer es enseñar al niño a hacer operaciones mentales concretas, y en la lógico-formal, hacerle razonar acerca de lo que tiene a su alrededor, ya que ahora es capaz de reconocer lo abstracto, y así favorecer que haga sus propias teorías sobre las cosas y no se deje influenciar por las creencias de otros.
Además de la edad, también hay que tener en cuenta la personalidad de cada alumno, ya que no se puede tratar de la misma manera a una persona extrovertida que a una introvertida. Cada persona se toma las cosas de una manera y reacciona ante ellas de forma diferente, por lo que hay que conocer los rasgos que se pueda sobre el alumno para facilitar las cosas.
Para ayudar al desarrollo de la inteligencia del alumno, cada vez hay que poner más obstáculos para que el alumno vaya aprendiendo y superándose a sí mismo, ya que si nunca aumentáramos el grado de dificultad, esa persona no desarrollaría su inteligencia, ya que no tendría que utilizarla para resolver ningún problema.
Obviamente todo esto no serviría de nada si no se captara la atención del alumno, por lo que hay que tratar de hacer una clase amena y entretenida para que éste no se aburra o se distraiga, pero siempre desde una figura de autoridad, el profesor debe mostrarse cercano pero a la vez por encima de sus alumnos, ya que sino, los alumnos pasarían de creer que es una clase divertida a creer que pueden hacer lo que les de la gana.
Además de estos estímulos y llamadas de atención para captar la del alumno, también hay que emplear mecanismos para que lo que se cuenta en clase quede grabado en la memoria del alumno, y así facilitar su aprendizaje. Si lo guardan en la Memoria a Largo Plazo desde el día en que se da en clase, a la hora del estudio ya tendrán gran parte del trabajo hecho.
El profesor tiene que hacer todo lo posible por motivar a sus alumnos, para que pongan sus propias metas, tanto en su vida como en los estudios, y luchen por alcanzarlas. Así, mediante elementos externos, que no crean la motivación pero en muchas ocasiones ayudan, el profesor podría conseguir que el alumno se motivara interiormente a sí mismo, y así alcance el objetivo de aprobar y, si es posible, aprender.
Pero en muchas ocasiones puede que ocurrir que un alumno no consiga su objetivo y se frustre. En estos casos el profesor tiene que ayudarle a utilizar un mecanismo de defensa adecuado, y no dejarse llevar por la frustración. Mecanismos adecuados para esto podrían ser el de supercompensación, con el que al suspender el alumno luchara hasta conseguir aprobar, el de introyección, poniendo de ejemplo a personas que admiren para así motivarles, y por supuesto, el de sublimación, con el que se transformaría el impulso agresivo en algo socialmente admitido.
Y, por último, hay que tener en cuenta las relaciones de los alumnos entre sí y con el profesor. El profesor tiene que impedir conflictos entre ellos que puedan llegar a romper el funcionamiento de la clase o herir física o psicológicamente a un alumno, o en algunos casos al profesor.